Eficacia de los Programas de la Terapia de la Audición
Por Silvia Marcos Losada, Logopeda y alumna del Máster en Audiología Clínica y Terapia de la Audición de SAERA
Resumen
La Confederación Española de Familias de Personas Sordas, FIAPAS (s.f.) define la sordera como: “pérdida o anormalidad de una función anatómica y/o fisiológica del sistema auditivo, y tiene su consecuencia inmediata en una discapacidad para oír, lo que implica un déficit en el acceso al lenguaje oral”. Para poner fin a ese déficit se precisa una intervención que cuente con un método eficaz para la adquisición del lenguaje.
El objetivo principal de este estudio es determinar la eficacia de los programas de la terapia de la audición. Con este fin, se plantean las siguientes preguntas: ¿Qué programas existen para la adquisición del lenguaje en personas con hipoacusia? y ¿son eficaces estos programas para el fin que buscan?
Para responder a estar cuestiones y conseguir los objetivos planteados se ha realizado una exhaustiva búsqueda de artículos bibliográficos en distintas bases de datos apoyándose en los diferentes criterios de inclusión establecidos. Tras recoger los datos más relevantes se han analizado los resultados obtenidos. Por consiguiente, se ha determinado que las tres terapias con más peso a la hora de intervenir en personas con hipoacusia son: la terapia auditivo verbal, la palabra complementada y la lectura labial. Siendo las dos primeras las que mayores beneficios y mejores resultados proporcionan y quedando la lectura labial no como terapia principal, sino como un complemento de esta. Se ha evidenciado también la falta de investigación en este ámbito para poder conseguir resultados más certeros e integrales sobre este tipo de terapias.
Palabras claves: hipoacusia, palabra complementada, terapias auditivo verbal, lectura labial y lenguaje.
1. INTRODUCCIÓN
La Confederación Española de Familias de Personas Sordas, FIAPAS (s.f.) define la sordera como: “pérdida o anormalidad de una función anatómica y/o fisiológica del sistema auditivo, y tiene su consecuencia inmediata en una discapacidad para oír, lo que implica un déficit en el acceso al lenguaje oral”.
La sordera es una deficiencia que no es fácil de percibir a simple vista, ni en lo que concierne al aspecto físico, ni en sus consecuencias cognitivo-lingüísticas. Aunque las secuelas que produce esta son las que más afectan al desarrollo cognitivo superior de las personas y su manifestación más distintiva, es decir, el lenguaje tanto oral como escrito (Torres y Santana, 2000).
Algunas de las alteraciones que se producen en el lenguaje, como bien informan Sánchez y Benítez (2013) son: empobrecimiento del lenguaje, con problemas de articulación, el velo del paladar no se controla correctamente por lo que la voz se nasaliza, el ritmo se altera y en consecuencia los aspectos prosódicos también, y se perjudica la comprensión y la expresión oral de enunciados.
Es necesario que, para la elección de la estrategia comunicativa que se va a llevar a cabo en la terapia, se tengan en cuenta una serie de criterios. Estos los recoge Juárez (1992) de la siguiente manera:
- La adquisición del lenguaje es una interacción donde el niño desarrolla un papel activo y en la que los adultos ajustan su lenguaje a las necesidades y actitudes del niño. Sin embargo, esto no se va a producir si el niño no puede expresar de una forma clara la dirección de su interés.
- Existe la llamada “edad crítica” para la adquisición global y automática del lenguaje y el habla. Este periodo comprende entre los cero y los 5 años.
- La percepción del lenguaje oral implica la necesidad de voluntariedad y aplicación de procesos mentales complejos y fatigosos.
- La posibilidad de alcanzar un lenguaje oral inteligible y funcional, capaz de cubrir las necesidades de comunicación no se plantea antes de los 5 años.
Una vez se han tenido en cuenta los anteriores criterios se ha de elegir el mejor método para la comunicación de la persona con hipoacusia. Existen muchos métodos para llegar a ese objetivo final, la comunicación del sordo, por eso a continuación se detallan algunos de ellos.
La Terapia Auditivo Verbal
Maggio (2004) define la Terapia Auditivo Verbal (TAV) como un enfoque terapéutico que permite la educación de personas con deficiencia auditiva resaltando el desarrollo de las habilidades auditivas para la adquisición del lenguaje mediante la audición. El objetivo principal de esta terapia es que los niños aprendan a escuchar y hablar, que participen en conversaciones significativas, que puedan ser incluidos en programas escolares regulares, y que puedan tener alternativas educativas, sociales y profesionales durante toda la vida (Estabrooks, 1994).
Muchos autores basan la TAV en una serie de principios que son necesarios para que las personas hipoacúsicas adquieran el lenguaje oral. Estos principios son:
- La identificación precoz a través de programas de screening. Esta detección temprana es fundamental para tener una intervención lo más precoz posible. La estimulación sensorial no solo es importante, sino que también interviene en la organización definitiva de las vías auditivas. Si el niño no accede a la información auditiva en estos años críticos de adquisición y desarrollo del lenguaje, la habilidad de este para usar ese input acústico significativo se deteriora por agentes tanto fisiológicos como psicológicos (Maggio, 2004).
- El diagnóstico y la intervención audiológica permite dotar a los hipoacúsicos de prótesis que les ayuden a utilizar los restos de audición que poseen. La intervención audiológica tiene que ser concluyente y esto hace referencia tanto al diagnóstico del tipo y grado de pérdida auditiva como a la selección, modificación y mantenimiento de las prótesis auditivas y también las revisiones asiduas después de la adaptación.
- El asesoramiento a los padres guiando, aconsejando y apoyando ya que son los principales modelos para el aprendizaje del lenguaje oral mediante la audición. Hay que tener en cuenta que la TAV tiene un enfoque centrado en la familia, por lo que en las sesiones los padres tendrán que observar, participar y practicar. Es decir, que los padres se impliquen como “terapeutas” activos.
- El ambiente de aprendizaje auditivo es fundamental, ya que no se utiliza ni lectura labial, ni palabra complementada.
- La enseñanza individual debido a que son muchas variables y necesidades de las que prestar atención en cada niño y familia.
- El aprendizaje secuencial basado en el aprendizaje natural de la comunicación del cualquier niño, respetando cada fase del desarrollo en la que se encuentres.
- El último principio es la evaluación constante. Es un modelo de terapia que se basa en la intervención diagnóstica, en la que a medida que avanza se van haciendo evaluaciones para comprobar si fuera preciso modificar algo del programas.
La Palabra Complementada
La Palabra Complementada (PC) es un método que clarifica visualmente el lenguaje oral (Torres, 1991). Esto lo consigue a través de ocho configuraciones de la mano efectuadas en tres posiciones respecto al rostro, aportando más información que la lectura labiofacial, ya que cuando los sonidos o sílabas se pueden confundir en los labios, las configuraciones y las posiciones lo distinguen. Además, Torres y Santana (2000) afirman que la percepción del habla a nivel visual contribuye a normalizar el desarrollo cognitivo-lingüístico de los alumnos sordos.
Es necesario tener en cuenta una serie de bases teóricas para comprender la PC, estas las resume Torres (1991) de la siguiente manera:
- Es un sistema oralista.
- Está basado en la segmentación silábica y en la fonética del habla.
- Es práctico y fácil de aprender.
- Es económico.
- Otorga la posibilidad de presentar el habla de forma natural, progresiva y funcional.
- Utiliza la vía visual, además de la auditiva, para acceder al lenguaje.
- Es un sistema compatible con cualquier programa logopédico.
- Es un sistema complementario a cualquier método de uso.
Torres (1991) nos explica cómo son los elementos formales de la PC. Consta de 3 posiciones de la mano respecto al rostro (lado, barbilla y garganta) y 8 configuraciones de los dedos. Las 3 posiciones de la mano nos permiten discriminar las vocales: posición lado se refiere a la vocal /a/, posición barbilla representa a las vocales /e, o/ y posición de la garganta hace referencia a las vocales /i, u/. Las figuras de la mano nos hacen discriminar las consonantes. También existen 3 movimientos que realiza la mano que se utilizan para distinguir entre la secuencia c+v, la aparición de una consonante aislada y la prosodia. Los tres movimientos son: movimiento adelante que acompaña a toda la sílaba directa, movimiento flick que acompaña a toda la consonante aislada, y movimiento relax que señala la prosodia y contribuye a la comprensión del habla.
Es importante tener en cuenta varios aspectos a la hora de elegir este método para la adquisición del lenguaje de un niño sordo. Como informa Torres (1991), lo primero es que no ayuda a articular mejor, sino que solo ayuda a la recepción del lenguaje oral, y recepción no es lo mismo que comprensión. Se ha de seguir un proceso muy similar al del niño oyente, complementar todo el proceso del habla otorga representaciones visuales al niño sordo de las características fonológicas, gramaticales y sintácticas del habla.
La lectura labio-facial (LLF)
Cortés, Pérez, Padilla, López, y Lucas (2008) afirman que la LLF se basa en el amaestramiento de mecanismos visuales fonológicos del habla a través de los movimientos linguales, labiales y mandibulares. Pero este método no solo se limita a la zona bucal, sino que también se tienen en cuenta los gestos, las expresiones faciales e incluso la postura corporal. La persona sorda estaría viendo en la boca del interlocutor el mensaje que debería recibir por la vía auditiva (Benito, s.f.)
Es un método que sirve de gran ayuda especialmente en aquellas personas que han perdido la audición después de la adquisición del lenguaje. Aunque la LLF presenta muchas dificultades porque existen muchos fonemas en el castellano que presentan cercanía en el punto de articulación, por lo que dificulta la identificación correcta de ese fonema. Otra dificultad que muestra es que cada persona habla moviendo los labios y las estructuras orofaciales de una determinada manera, por lo que habrá en personas que la LLF sea más sencilla que en otras.
Es importante recalcar, como bien decían Cortés et al. (2008) que a la hora de leer los labios no debes sacar información fonema a fonema sino has de interpretar la información de las palabras, de esta forma accederás al mensaje entero. Por todo lo mencionado anteriormente es un método que necesita un gran entrenamiento para conseguir desarrollar la habilidad y por lo tanto mejorar la comunicación de la comunidad sorda.
Aparte de todos estos métodos, existen la combinación de varios de ellos o incluso de alguno de estos con métodos no oralistas, como puede ser la dactilología o el uso de signos. Por ejemplo, Herrera (2009) percibe la adquisición del lenguaje en personas sordas a través del sentido de la vista, complementado con el tacto. Afirma que las personas con deficiencias auditivas perciben el mundo que las rodea de forma distinta a como lo hace un normoyente. Considera, además, que la vista y el tacto han de convertirse en los sentidos de guía. Por lo que podemos decir que adquiere el lenguaje aprovechando todos los canales sensoriales.
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