Hipoacusia neurosensorial como secuela neurológica en niños que han padecido meningitis bacteriana
Alumna Vanessa Torres Llanes estudiante del Master en Audiología Clínica y Terapia de la Audición
Resumen
La meningitis es una inflamación de las meninges, que son tres capas de membranas que recubren y protegen el cerebro y la médula espinal. Estas capas están distribuidas desde la capa más interna denominada piamadre, que es la más delicada, la capa del medio que es la aracnoides, muy similar a una tela de araña y la externa que es la más resistente denominada, duramadre. Esta inflamación generalmente es causada por infecciones virales, bacterianas y en casos más raros, por hongos.
Cuando afecta a los niños, puede tener consecuencias graves, incluyendo alteraciones en el desarrollo del lenguaje. La magnitud de estas secuelas depende de varios factores, como el patógeno causante de la meningitis, la edad del niño, el entorno donde vive éste y el tiempo transcurrido entre el diagnóstico y el inicio del tratamiento. Es una de las causas principales de hipoacusia neurosensorial en los niños, los que experimentan o han experimentado episodios más severos o prolongados de meningitis, tienen mayor riesgo de sufrir daños neurológicos, lo que puede afectar a habilidades como el habla, la comprensión, o los procesos cognitivos y dependiendo de la edad en que se contagien, puede verse afectada la adquisición o desarrollo del lenguaje.
Si el contagio aparece una vez desarrollada la capacidad verbal, el niño no se verá afectado a la hora de poder comunicarse, sin embargo, si aparece antes o durante la adquisición del lenguaje, éste se verá afectado, por lo que será crucial el grado y el momento de aparición de esta hipoacusia, y la ayuda que pueda aportar una prótesis auditiva.
Los bebés “menores de un año” son los más vulnerables a desarrollar meningitis, particularmente la meningitis bacteriana.
Esto se debe a que su sistema inmune aún no está completamente desarrollado, lo que los hace más susceptibles a infecciones graves. Después del primer año de vida, los niños siguen siendo un grupo de alto riesgo para el contagio de la meningitis, sobre todo la bacteriana. Las guarderías y otros entornos de socialización temprana pueden facilitar la transmisión y expansión de los virus y las bacterias que causan meningitis. La vacunación es una herramienta indispensable para prevenir la meningitis, especialmente en los grupos más vulnerables como los niños, por ejemplo. Existen vacunas combinadas para proteger contra diferentes tipos de bacterias causantes de meningitis, como la vacuna contra Haemophilus influenzae tipo B (Hib), la vacuna antimeningocócica y la vacuna antineumocócica, que se administran comúnmente en los primeros años de vida.
Este trabajo pretende analizar las causas de la meningitis, qué factores constituyen un mayor riesgo de contagio y cuáles son las medidas preventivas que se llevan a cabo actualmente. También pretendemos revisar la ayuda y el apoyo ofrecido a los niños que han padecido esta enfermedad.
Palabras clave: Hipoacusia, meningitis bacteriana, secuelas, sordera en niños, adquisición del lenguaje.
Introducción
Sin duda el poder percibir el sonido es una de las capacidades más importantes que poseemos. La audición es un proceso sumamente complejo que nos permite adquirir el lenguaje que, a su vez, hace posible la comunicación. Esta comunicación, se define como el proceso de intercambio de información con el fin de transmitir y así poder recibir y comprender un mensaje. Este proceso tan amplio y diverso nos distingue a los seres humanos de cualquier otra especie animal. A lo largo de toda nuestra vida, incluso antes de nuestro nacimiento tenemos la capacidad de poder oír.
El desarrollo del embrión se produce tras la fecundación del ovulo, y desde las primeras semanas se van desarrollando varias etapas celulares, que tendrán como resultado, la formación de las diferentes regiones del sistema auditivo. Aunque las estructuras del oído se forman durante el período de gestación, la madurez con respecto a la funcionalidad del sistema auditivo continúa en los siguientes años después del nacimiento. El feto es capaz de percibir los sonidos que provienen del cuerpo de la madre como los latidos del corazón o la circulación sanguínea y también sonidos del exterior como voces o música.
Hay estudios como el de Sánchez (2020), que confirman esta percepción y que además fomentan la importancia de la estimulación auditiva del feto, ya que se ha demostrado que ayuda al desarrollo de las conexiones neuronales lo que se traduce, en una mejor adquisición del lenguaje. Aun así, la percepción del sonido intrauterino es bien distinto al que conocemos, ya que el líquido amniótico lo amortigua. Durante los primeros años de vida, el cerebro aprende y se adapta, para así poder procesar los sonidos, este procesamiento es fundamental para la adquisición y el desarrollo del lenguaje.
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