¿Es la miopía un problema? Factores a tener en cuenta
Por Ana Ríos Guerra, Óptico-Optometrista, Audioprotesista y alumna del Máster en Optometría Clínica y Terapia Visual de SAERA
RESUMEN
El presente trabajo trata de facilitar la comprensión de la miopía como un problema pandémico que nos compete de lleno como Ópticos-Optometristas. Desglosa los factores predictores de la miopía para poder entenderla, justifica realizar un acompañamiento al paciente miope desde el origen de la miopía, da a conocer los riesgos que su evolución conlleva para poder gestionar la importancia de acotar la misma, presenta los tratamientos actualmente disponibles, valora su efectividad y justifica la implicación en la futura gestión de la misma desde todos los frentes posibles. Se analiza la situación actual de la miopía junto con un análisis de los factores que pueden influenciar sobre los valores a encontrar de la misma así como un análisis de las distintas opciones para abordarla, su efectividad y su conveniencia, junto con una presentación de los proyectos futuros para acotarla. Sirva por tanto esta lectura de apoyo al óptico optometrista como argumento para entrar de lleno en el tratamiento de la miopía como una necesidad de cara a minimizar el alcance que esta va a generar en las futuras generaciones así como disponer de información suficiente para tratar la misma de manera eficiente.
Palabras clave: miopía, prevalencia, profundidad de foco, atropina, crecimiento axial.
INTRODUCCIÓN: ANTECEDENTES Y ESTADO ACTUAL
En la actualidad, la miopía se presenta como un problema pandémico que debemos afrontar, ya que esta es la causa más común que causa ceguera, la afectación de más gravedad que pueden presentar en casos extremos personas jóvenes en todo el mundo como indican Janowski, Bulte, Handa, Rini, y Walczak (2015). La problemática se presenta como un aumento descontrolado de la miopía, que viene asociado a cambios estructurales de la retina y del globo ocular, en su conjunto justificando este por el alargamiento del eje del ojo. Por tanto, no se debe considerar como una opción tratar o no el aumento de miopía; es una obligación del óptico optometrista, máxime si se trata de menores de edad según Holden y otros (2016).
Se debe tener en cuenta que el origen de la miopía es multifactorial, ya que factores genéticos y ambientales van a contribuir a su aparición, destacando el vínculo claro que existe entre la miopía, la carga genética que esta conlleva y los factores de riesgo ambientales. Las horas que dedicamos a un trabajo continuo de cerca, la edad y los años de escolarización, el tiempo que se pasa al aire libre, estilos de vida urbano, entre otros; se consideran los factores más influyentes como indica Tran (2020).
Debemos destacar que, junto con el aumento de la prevalencia de la miopía, también aumenta la miopía de alto valor; que traerá asociados problemas de discapacidad visual, ceguera, degeneración retiniana y desprendimiento de retina. Tanto la incidencia como la prevalencia de miopía y alta miopía, han aumentado a nivel mundial. La prevalencia de la miopía ya es del 80%- 90% para los adultos jóvenes de 17 a 18 años en muchos países de Asia oriental y sudoriental, pero lo más importante es que, junto con el aumento de la prevalencia, hay que tener en cuenta que la miopía cada vez se presenta en niños más pequeños, lo cual aumenta el riesgo de que desarrollen valores altos de miopía y, con ello, tener otras complicaciones.
En la búsqueda de los factores de riesgos que predisponen al desarrollo de la miopía, comprobamos que el mayor factor de prevalencia en miopía es el hecho de que ambos progenitores sean miopes, junto con el origen étnico ya que en el caso de los asiáticos es más elevado, según estos estudios sobre los factores de riesgo, hacen que esta combinación contribuya a la creencia sobre el factor genético como factor predominante junto con otros factores de etiología multifactorial, influyentes en el desarrollo de la miopía según Tedja, M. S. y otros (2019).
Con estos datos ya destacamos la importancia de prevenir la aparición de la miopía y, dado el caso, intervenir a la edad lo más temprana posible, para conseguir reducir el riesgo de progresión, ya que esta será de crecimiento rápido, a una edad mayor de estabilización, con un valor neto más alto de miopía y con un aumento considerable de complicaciones y riesgos que pueden terminar en una pérdida de visión irreparable.
En 2015, el Instituto Brien Holden publicó el informe estadístico sobre la prevalencia de la miopía en la población encontrando que, a nivel mundial, el país de mayor porcentaje es Taiwan con un 83%, en un segundo puesto aparece Singapur con un 59%, seguido de China y Japón con unos índices similares en torno al 46-47%, Australia con un porcentaje del 31%, Europa con un 23% y con porcentajes minoritarios Latinoamérica y África con un 17 % y 10% respectivamente. La suma de estos porcentajes alcanza la suma de 1.6 billones de personas miopes a nivel mundial con una estimación de 2.5 billones de personas miopes según Correa (2016) para este año 2020.
OBJETIVOS
Existe una gran demanda de información sobre las opciones que tenemos para el tratamiento de la miopía y sobre cómo podemos ayudar a las nuevas generaciones de miopes que se están gestando, dados los hábitos de vida que hemos adquirido con la llegada de las nuevas tecnologías y los nuevos estilos de vida. Debemos pensar en la miopía como una de las próximas pandemias según demuestran los estudios al respecto. Con esta finalidad, presentamos este proyecto para que sirva de guía de cara a afrontar todas las posibles ayudas encaminadas a minimizar los daños que la miopía puede causar, conocer a qué edad es apropiado actuar y tener todos los argumentos de cara a encauzar los miedos de los usuarios niños, adolescentes o progenitores involucrando a estos últimos en el proceso.
MÉTODO
Estudio descriptivo en base a la bibliografía encontrada sobre los daños que causa una miopía descontrolada, así como las opciones de tratamiento como posibles alternativas para frenar el aumento de la miopía. Con este estudio se ha tratado de conocer el estado actual del avance de la miopía y su futura gestión, según los artículos encontrados al respecto la gran mayoría de ellos de muy reciente edición. Esta información se ha obtenido de bases de datos como PubMed, Dialnet, Scielo, Willey On Line Library, Instituto de la Visión Brien Holden y BMC Ophthalmology BioMEd Central.
RESULTADOS
Un estudio pormenorizado referente a los factores de riesgo que afectan a la aparición de la miopía y al aumento de la misma analiza que, entre estos factores, se encuentran la miopía de los progenitores, el exceso de horas de trabajo en distancias cortas, la reducción de tiempo de ocio al aire libre, un proceso de emetropización alterado, el origen étnico y el género femenino como factores destacables.
No debemos obviar, como excepcionalidad, que en los últimos meses se ha producido un aumento en los problemas de visión durante el confinamiento sufrido por motivo de la Covid-19, debido a la elevada sobreexposición a las pantallas por parte de la población infantil que, junto con el aislamiento domiciliario, han provocado alteraciones de tipo visual, como el aumento de casos de síndrome visual informático (sequedad, enrojecimiento ocular, mareos, cefaleas, escozor ocular, dificultad de enfocar y enrojecimiento). Añadido a esta sintomatología, se encuentra que la relación entre las horas de exposición a las pantallas y los diagnósticos de miopía han aumentado, produciéndose estos a edades cada vez más tempranas. La combinación de estos factores durante el confinamiento ha provocado un ligero aumento de la graduación de miopía de los adolescentes en este periodo de tiempo según Gerúndez-Fernandez y otros (2020).
3.1.1. Factor Genético
Existe una alta probabilidad de heredar la miopía, lo cual sugiere que esta contiene un componente genético importante. Los porcentajes donde se han encontrado valores de miopía, oscilan entre una probabilidad sobre el 7% si los padres no son miopes, un 15% si uno de los padres es miope y un 44% si ambos progenitores son miopes como indican Tedja y otros (2020). Se han realizado estudios en gemelos encontrando un índice de probabilidad del 75 al 94%. Un reciente estudio uestra que, en gemelos monocigóticos y dicigóticos, se estima un índice de probabilidad del 77%. Aun así, existe un precursor ambiental que puede alterar estas cifras según Cai, Shen, Chen, Zhang y Jin (2019).
3.1.2. Exceso de Uso de la Visión Próxima
El desarrollo de la miopía comienza cuando se incrementa la demanda visual. Esta demanda suele estar asociada a la escolaridad y a las actividades a realizar de cerca en jornada escolar, tales como la lectura y escritura. Este aumento progresivo de más trabajo en visión de cerca, junto con un menor tiempo de actividades al aire libre , el uso excesivo de las nuevas tecnologías y una incorrecta ergonomía de trabajo en cerca, está derivando la mayor prevalencia a edades más tempranas como indican Cai et al.(2019).
3.1.3. Exposición al Aire Libre
La falta de exposición al aire libre del niño tiene una relación estrecha con el aumento de la miopía. El beneficio de la exposición al aire libre se basa en que se percibe luz natural, dado que en el exterior la pupila es miótica, provocando un aumento de profundidad de foco mejorada, junto con una mayor producción del neurotransmisor dopamina retiniana, lo que contribuye a disminuir el crecimiento del globo ocular generando una variación dióptrica menor. Con la evidencia de que la vida al aire libre aporta un crecimiento más lento de la longitud axial, se ha constatado una menor progresión de la miopía observada en los meses de verano comparado con el invierno, lo cual refuerza la teoría sobre la influencia de las horas al aire libre como factor ambiental en la progresión de la miopía.
Este beneficio, junto con la postura ergonómica que tomamos al estar de pie al aire libre, hace que el objeto más cercano y la distancia dependan de la altura de la persona y del ángulo de incidencia de la luz al ojo, generando un patrón de desenfoque de 0.05D. Se sabe que en posición sentada en interior, el plano imagen está más cerca, produciendo 0.14D de desenfoque, y por tanto, un mayor grado de error de acomodación según Morgan, He, Rose (2017) y Scott (2016).
3.1.4. Alteración del Proceso de Emetropización
Durante el proceso de emetropización los componentes refractivos del ojo y la longitud axial se equilibran durante el desarrollo posnatal con la finalidad de conseguir la emetropía. El recién nacido generalmente es hipermétrope, dado que tiene disminuida la longitud axial. Durante el primer año de vida se van a producir cambios en la curvatura corneal, en la longitud axial y en la potencia del cristalino; todos ellos encaminados en un complejo proceso fisiológico con la finalidad de autorregular un crecimiento adecuado del ojo y sus componentes. Dicho cambio va provocando una disminución en la hipermetropía a partir de los 6 años aproximadamente, asociados al crecimiento axial. El proceso en sí está condicionado por la genética, ya que el poder dióptrico de la córnea y del cristalino, junto con la profundidad de cámara anterior, se heredan genéticamente. La aparición de ametropías en su desarrollo irá, por tanto, ligado a un desequilibrio dentro de estos parámetros oculares, induciendo un cambio en la longitud axial según Castro, Rey, Álvarez, Moreno (2018).
La longitud axial es la distancia que existe entre la parte delantera del ojo y la parte posterior del mismo, es decir, la suma de la profundidad de la cámara anterior, el grosor del cristalino y la profundidad de la cámara vítrea Esta medida es posible conocerla en el estudio de la biometría ocular.
La longitud axial de un ojo humano de un recién nacido ronda los 14 mm, pero esta estructura se desarrollará aumentando la distancia durante el paso del tiempo, pasando a ser de hasta 24 mm en el adulto por el efecto de aplanamiento del ojo, córnea y cristalino.
Si el ojo fuera normal estructuralmente hablando, quedaría en torno a +0.50 D. Cualquier variación sobre este desarrollo estructural dejaría un defecto refractivo de visión en dicho ojo.
La tendencia en el ojo miope es que la longitud axial sea mayor de lo esperado, por tanto la aparición de la miopía y su progresión está íntimamente relacionada con este valor como indica Mutti y otros (2005).
3.1.5. Origen Étnico
Se ha documentado que miopes de edades sobre 6 y 8 años pueden progresar entre -0.50D y -1.00D, variando este valor según la etnia procedencia. En niños de países europeos se ha registrado cambios de refracción hasta del –0,50 D, mientras que en Asia, el valor es algo mayor, siendo este de aproximadamente –1,00 D. Estas diferencias pueden obedecer a que, en algunos países asiáticos, como es el caso de China, Japón, Singapur y Taiwán, el sistema de educación es más riguroso que en poblaciones occidentales y europeas, ya que los padres invierten mayor atención en la educación integral de los niños y pasan más tiempo en actividades al aire libre, mientras que los niños y adolescentes de países asiáticos pasan más tiempo en espacios cerrados, realizando actividades en distancias cercanas según Wong y Saw (2016).
3.1.6. Género
El papel del género se ha demostrado como importante ya que se ha estudiado la prevalencia sobre el mismo encontrando diferencias importantes. Hay estudios donde la miopía progresa más en el género femenino que en el masculino. En el estudio de Pärssinen y Lyyra (1993), la progresión de miopía fue de –0,23 D, mayor en niñas que en niños. En el estudio de Hyman (2007), la miopía progresó –0,16 D, más en las niñas que en los niños, en el rango de entre 6 y 9 años. En el meta-análisis de Donovan y otros (2012), la miopía progresó en –0,09 D más en niñas que en niños. Por ello, se intuye una ligera prevalencia mayor en el género femenino.
3.1.7. Otros Factores
Un factor novedoso que está en estudio demuestra que los niños de zonas urbanas o casas confinadas tienen un mayor riesgo de desarrollar miopía, comparados con los niños que viven en casas independientes o separadas, relacionándose este con los factores ambientales de vida urbana y vida rural según Huyman (2007).
La estimación del porcentaje de población mundial que se verá afectada pasará de un 28% en 2010 a un 50% esperado sobre el año 2050. El riesgo de la miopía reside en su relación al riesgo de discapacidad visual; tanto más grave cuanta mayor sea la probabilidad de desarrollar miopías altas como indica Dolgien (2015). Por tanto, se abre un frente común de actuación de cara a minimizar los riesgos que conlleva este crecimiento pandémico de miopía; con la actuación por parte del óptico optometrista y por parte del oftalmólogo. La aparición en el mercado de alternativas como las lentes de contacto blandas multifocales, lentes de contacto blandas de profundidad de foco extendido, tratamientos de atropina combinada con gafa graduada o con lente de contacto multifocal, orto-k y como novedad la recién presentada lente MIYOSMART de Hoya, entre otras alternativas; se están demostrando eficaces en su intento de frenar el avance de la miopía. Cualquier otra actuación, como es el caso del uso de gafa graduada, la lente de contacto genérica o la cirugía refractiva, afronta la corrección de la miopía enfrentando el error de refracción y la eliminación de la visión borrosa a distancia lejos, pero no tienen ningún efecto sobre el control de la longitud axial del ojo.
Actualmente, la miopía ocupa un lugar destacado en cuanto a un problema urgente de salud pública, dado la gran población a la que afecta y la carga de discapacidad visual que esta genera. Aproximadamente, se calcula que en 2050 puede rondar los cinco mil millones de personas afectadas. Con estas cifras, surge la necesidad de controlar y gestionar proactivamente la experiencia visual de los niños pequeños para reducir el riesgo de aparición y minimizar una futura progresión de la miopía.
Aunque la miopía se puede corregir con gafa, la posibilidad de que esta incremente el riesgo de una discapacidad visual futura está presente. El incremento de la miopía aumentará el riesgo de la degeneración macular, la maculopatía del miope, el desprendimiento de retina y el glaucoma. El incremento de estos riesgos así como de la repercusión económica que esta conlleva para el sistema sanitario provoca que se estén realizando investigaciones en esta línea para minimizar estos efectos.
Tabla 1. Estimación de daño que puede ocasionar la miopía según su valor dióptrico en factor multiplicador (Xiao Liu, Fundación Brien Holden, 2020).
CATARATA | GLAUCOMA | DESPRENDIMIENTO RETINA | MACULOPATÍA MIÓPICA | |
-1D A -3D | *2 | *2 | *3 | *2 |
-3D A -6D | *3 | *3 | *9 | *10 |
MAYOR-6D | *5 | *14 | *22 | *41 |
Encontramos por tanto que un miope de -1.00D a -3.00D multiplica por dos la posibilidad de desarrollar una catarata, un glaucoma o una maculopatía miópica, y por tres, la posibilidad de desarrollar un desprendimiento de retina.
En el caso de ser miope de -3.00D a -6.00D, encontramos que esa posibilidad se multiplica por tres en caso de catarata y glaucoma, por nueve en desprendimiento de retina y por diez en maculopatía miópica.
Un miope de más de -6.00D, alcanza un factor multiplicador de cinco en caso de catarata, catorce en caso de glaucoma, veintidós en desprendimiento de retina y hasta cuarenta y uno en caso de maculopatía miópica.
Otras complicaciones encontradas con menor casuística -pero no por ello de menor importancia-, asociadas a las anteriormente nombradas, son la retinosquisis, la retinosquisis degenerativa, el estafiloma posterior, la degeneración en empalizada y el desprendimiento de vítreo posterior.
Tabla 2. Probabilidad de padecer degeneración macular miópica, desprendimiento de retina y catarata comparando ojos miopes de -2.00 D, -5.00 D y -8.00 D con un ojo emétrope (Xiao Liu, Fundación Brien Holden, 2020).
-2.00 D | -5.00 D | -8.00 D | |
DEGENERACIÓN MACULAR MIÓPICA | 2 * > | 41 * > | 126 * > |
DESPRENDIMIENTO DE RETINA | 3 * > | 9 * > | 21 * > |
CATARATA | 2 * > | 3 * > | 5 * > |
Es alarmante ver que un miope de -8.00D tiene 126 veces más probabilidad de padecer degeneración macular comparado con un ojo emétrope.
La mayoría de los estudios clasifican sobre 60% de miopía de temprana aparición, llamada miopía juvenil o miopía escolar, con edad de aparición entre los 9 y los 11 años. Esta circunstancia, junto con el factor genético y los factores ambientales, contribuirán en el desarrollo de la miopía. Una variable predictora del desarrollo futuro de la miopía es la refracción con ciclopléjico que arroje un valor de +0.75 D o menor, a la edad de 6-8 años, ya que puede predecir una futura miopía en un 73% según Elliott (2012).
Por este motivo, la edad de inicio de tratamiento recomendada es cuando se diagnostica por primera vez la miopía. Para ello, hay que aclarar cómo se debe diagnosticar la miopía y la magnitud del error refractivo que se considera miope. El predictor de la miopía va a ser de la edad de estabilización de esta, y el valor que alcanzará al final de la progresión influenciado por el estilo de vida, el cual estará en constante cambio junto con la demanda visual del niño. Aunque la progresión de miopía y el crecimiento en longitud axial van a disminuir con la edad, cabe la posibilidad de encontrar esta situación en edad adulta.
La Organización Mundial de la Salud definió en 2015 la miopía ondición en la cual el error de refracción objetivo esférico equivalente es ≤ -0.50 D en cualquier ojo según Wong y Saw (2016). Por lo tanto, el tratamiento de la miopía debe iniciarse cuando la refracción esférica ciclopléjica equivalente alcance -0.50 D.
Sin embargo, la refracción no ciclopléjica generalmente muestra más miopía que la refracción ciclopléjica, por lo que es posible que un paciente presente miopía inicial bajo ciclopléjica, pero sufra un desenfoque en visión lejana. Por tanto, precisará una corrección óptica una vez que la miopía causa un desenfoque de distancia.
TRATAMIENTOS DISPONIBLES Y EFECTIVOS
La elección de la estrategia por parte del óptico optometrista y en colaboración con el oftalmólogo, si es el caso, estará influenciada por la edad del paciente, sus expectativas y la de sus progenitores, las preferencias y preocupaciones, y las habilidades clínicas y la experiencia del profesional de la visión.
Como dispositivos ópticos más comunes, se pueden proponer el uso, para lograr una eficacia mínima a razonable en la disminución de la miopía, de las gafas graduadas progresivas y lentes de gafas bifocales, mientras que las lentes de contacto (lentes de contacto de profundidad de foco y ortoqueratología) han mostrado una mayor eficacia que las gafas graduadas en el tratamiento de la miopía según Bakarajua, Ehrmanna y Hoa (2016).
El tratamiento farmacológico con atropina es una opción a propuesta del oftalmólogo. La finalidad de este tratamiento es dilatar la pupila y disminuir o eliminar la acomodación, resultando muy efectivo para reducir el crecimiento axial del ojo en niños. Se ha demostrado que las concentraciones más altas de atropina muestran una excelente eficacia para reducir la tasa de progresión de la miopía, tanto para la refracción esférica equivalente, como para la longitud axial. La atropina tiene efectos secundarios, por lo que no se generaliza su uso. Se suelen trabajar en tres concentraciones diferentes: 0.5%, 0.1% y 0.01%. La atropina de alta concentración se asocia con síntomas de fotofobia y reducción de la acomodación, y la interrupción del medicamento puede provocar un rebote significativo de la miopía según Cooper y Tkatchenko (2018). Tratamientos con una alta concentración de atropina generaban problemas de visión en cerca por lo que a determinados sujetos se les indicó compaginar el uso de gafas graduadas para cerca para solventar los momentos de cerca en que requiriera su uso. Aun así no se han encontrado diferencias entre los tres tipos de concentraciones de atropina en el tratamiento de la miopía en cuanto a la cantidad de miopía corregida por lo que en la actualidad se trabaja con atropina de baja concentración, ya que produce menos síntomas, parece tener menos efecto de rebote según Li y Yam (2019) y muestra una buena eficacia para reducir la tasa de progresión de la miopía para la refracción esférica equivalente, aunque tiene una menor eficacia para la longitud axial según Wu y otros (2019).
El tratamiento con miopía se debe continuar hasta que se refleje un aumento de miopía mínima, sobre -0.25D al año o se detenga esta progresión, pero la Organización Mundial de la Salud recomienda suspender el tratamiento con atropina y limitar su uso a dos años. La decisión de cambiar la corrección óptica es más compleja.
En general, se acepta que la progresión de la miopía se reduce con la edad, y algunos estudios han demostrado que se estabiliza alrededor de los 14-16 años de edad. Estos hallazgos están algo atenuados por una proporción significativa de miopes que continúan progresando hasta los 20 años, como es el caso estudiantes universitarios con altas demandas en cerca lo que conlleva mayor riesgo de que aumente la miopía. La cuestión de la edad como predictor de la reducción de la progresión de la miopía también se complica por una proporción significativa de pacientes que desarrollan miopía de inicio tardío. Por lo tanto, la edad por sí sola es un indicador deficiente de cuándo detener el tratamiento de la miopía.
Una mejor estrategia es realizar controles regularmente a los pacientes y evaluar la progresión de la miopía, mediante mediciones de longitud axial cada 6 meses y refracción ciclopléjica cada 12 meses de forma recomendable. Esta estrategia también facilita la evaluación de la eficacia del tratamiento, ya que nos aportará información para una posible modificación del tratamiento. Una posterior supervisión de los pacientes que han cesado el tratamiento de la miopía es crucial para evaluar si la progresión de la miopía aumenta y reiniciar el tratamiento según las indicaciones.
En la actualidad la atropina se administra en gotas mediante un colirio que el oftalmólogo prescribe para ser administrado al niño por sus progenitores. La empresa biofarmacéutica oftálmica Eyenovia, en etapa clínica, está desarrollando un tratamiento de microdosis, diseñado para mejorar la administración de atropina a los pacientes con miopía. La solución de Eyenovia incluye su Optejet, un dispensador de mano que rocía una dosis precisa en el ojo, utilizando una tecnología de impresión de matriz de microdosis. El Optejet está diseñado con tecnología Bluetooth, lo que significa que se puede controlar el uso que realiza el paciente de éste. La formulación de atropina en microdosis patentada por Eyenovia para la prevención de la miopía progresiva en niños se llama MicroPine.
Estudios sobre la acomodación han podido comprobar que los miopes tienen mayor lag acomodativo que los emétropes, puesto que el foco de luz incide detrás de la retina durante en trabajo de visión próxima, potencialmente actuando como factor que incrementa la progresión de la miopía (Zapata, Marlene, Galvis y Álvarez, 2018). De ahí que plantearse una hipocorrección podría llevar a pensar que se minimiza el riesgo de que aumente la progresión de la miopía, pero esto no es así; ya que hipocorregir el efecto refractivo no tiene efectos sobre la progresión de la miopía y no hace más lenta la progresión de la misma.
Las lentes de contacto rígidas de uso diurno, aunque inicialmente se consideraban como buena opción para reducir el incremento de la miopía, se ha demostrado que no disminuyen el crecimiento del ojo, sino que el tratamiento tiene efecto sobre el control de miopía por los cambios corneales que provocan. Estos son temporales y disminuyen la progresión de miopía, pero no son permanentes.
Las lentes de ORTO-K, en cambio, son lentes pensadas para dormir con ellas; no son de uso diurno. Estas actúan provocando un moldeo de la córnea central que reduce temporalmente la miopía. El uso de las lentes de ORTO-K de geometría inversa provocan visión clara durante el día debido al moldeo corneal que se produce; y, junto con este beneficio añadido, actúa reduciendo la progresión de la miopía, dado que basa su geometría corrigiendo el error refractivo centralmente, mientras que la periferia configura una borrosidad miópica que disminuye la progresión de la miopía; puesto que la luz que incide en el ojo queda localizada delante de la retina, actuando como señal para minimizar el crecimiento del ojo. Estas lentes de contacto, al ser de uso nocturno tienen el valor añadido de que minimizan el riesgo de queratitis microbianas. Dichas lentes de ortoqueratología disminuyen el crecimiento axial comparado con lentes de contacto de gas permeables, con lentes blandas monofocales o con gafas graduadas, por lo que contribuyen proactivamente a la disminución de la progresión de la miopía.
Las lentes de ORTO-K para control de miopía establecen un límite seguro y de mayor efectividad de tratamiento en miopías de valores hasta -4.00D a -5.00D. Para valores más elevados es un tratamiento más complicado, de manera que se está trabajando con valores mayores de -5.50D adaptando una lente de ORTO-K de -4.00D o -5.00D en combinación con una gafa graduada que aporte el resto de miopía faltante.
El uso de este tipo de lentes de contacto se suele recomendar para personas que rondan los 40 años y precisan de ayuda en visión próxima. Este tipo de lentes están diseñadas de forma que contienen un centro para visión lejana y anillos concéntricos con menor graduación distribuidos en bandas periféricas. Según estudios, su uso en jóvenes disminuye la progresión de la miopía en un 50%, por lo que sus resultados son similares a la ORTO-K.
Estas lentes son de uso durante el día, basando su funcionamiento en una imagen desenfocada con desenfoque hipermetrópico central o periférico sobre la retina, alterando el crecimiento ocular. Toda lente con este sistema incorpora potencia positiva para minimizar el desenfoque hipermetrópico e imponer un desenfoque miópico en la zona periférica de la retina. Estas lentes multifocales pueden reducir el rendimiento visual y la aceptabilidad subjetiva, por lo que se debe evaluar la calidad de visión para el tratamiento de control de miopía. Esta lente está concebida para el control de miopía según Kang, McAlliden y Wildsoet (2016) pero su efecto sobre la calidad de la visión en adultos jóvenes miopes presentaba un ligero perjuicio en la visión, por lo que no tiene un rendimiento adecuado para control de miopía esperado según Lahav-Yacouel (2020).
Actualmente hay varios diseños en el mercado con unos resultados muy satisfactorios en el tratamiento de control de miopía. Estas lentes de contacto las podemos encontrar con varias geometrías y formatos como pueden ser las lentes de contacto de profundidad de foco extendida (“Mylo” de MarkÉnnovy), lentes de contacto con zona central y banda periférica (“Esencia” de Tiedra), lentes de contacto de geometría de doble foco (“Misight“ de Coopervision).
Las lentes de contacto de profundidad de foco extendida (EDOF Extended Depth of Focus) presentan un perfil de potencia que estará diseñado para optimizar la calidad de la imagen en la retina o bien delante de ella. Estas lentes de contacto optimizan las aberraciones de alto orden proporcionando una visión nítida a todas las distancias, evitando imágenes fantasma y halos. El uso de las lentes de contacto blandas se ha demostrado efectivo para el control de miopía. Estas, al ser de uso seguro, mejorarán la calidad de la visión, tanto en niños como en adultos.
Las lentes de contacto de zona central y zona periférica basan su diseño en una zona óptica central que compensa la miopía para un correcto enfoque en la retina central y una zona óptica periférica que modifica el desenfoque retiniano periférico, como método para reducir o eliminar los factores visuales que impulsan la progresión de la miopía.
Las lentes de contacto para control de miopía de doble foco basan su diseño en la creación de zonas concéntricas o anillos concéntricos alternos para la corrección de la visión de lejos, y para el tratamiento de desenfoque miópico en la periferia retiniana.
Se trata de una lente oftálmica monofocal, con una superficie convexa donde se ubican cientos de pequeños segmentos o lentillas pequeñas de 1mm de diámetro, cada uno de los cuales provocan una imagen borrosa de desenfoque miópico proporcionando una visión clara a la vez que un retardo en el crecimiento del globo ocular según Lam y otros (2019).
La Universidad Politécnica de Hong Kong junto con el laboratorio Hoya han desarrollado estas lentes y han presentado un ensayo clínico de dos años de duración donde demuestran que frena la progresión de la miopía en un 59 % y tiene la capacidad de detener la progresión de la miopía en un 21.5 %. Estas lentes reciben el nombre de MiyoSmart, basadas en la tecnología DIMS (Defocus Incorporated Multiple Segments) pero aún no están disponibles en España.
Uno de los mayores beneficios de estas lentes comparadas con la óptica de una lente de contacto de enfoque dual de zona concéntrica tradicional, es que la óptica de la lente DIMS genera imágenes de mayor contraste a bajas frecuencias espaciales (<7 ciclos por grado), pero menor contraste a altas frecuencias espaciales.
La lente de múltiples segmentos presenta una zona central de 10 mm que contiene potencia óptica de única graduación para visión de lejos. En la periferia de esta zona central se configura una matriz hexagonal de pequeñas lentillas de 1 mm, con separaciones del vecino más cercano de 0,5 mm hasta la periferia media de la lente. Esta matriz hexagonal incorpora lentes pequeñas de potencia positiva en su periferia con adición constante de +3,50 D, producida por las lentillas. El desenfoque en el plano focal de la óptica lejana consiste en una combinación de desenfoque por difracción desde la óptica para visión de lejos y aproximadamente +3,50 D de desenfoque desde el diámetro de 1 mm cerca de las zonas ópticas.
Figura 3: Desenfoque sobre retina producido por lente DYMS (Yin Lam et al., 2020).
Esta geometría tan particular proporciona una visión clara y un desenfoque miope simultáneamente en todas las distancias de visualización, consiguiendo frenar la progresión de la miopía alrededor de un 59% y un menor crecimiento axial del ojo en un 60%, deteniendo la progresión de la miopía en un 21.5% en niños.
FUTURO DE LA GESTIÓN DE LA MIOPÍA
Un estudio realizado en 2019, Jobson Optical Research, patrocinado por Essilor, encuestó a más de 300 optometristas en los EE. UU. Este estudio tenía como finalidad recopilar información sobre las actitudes y comportamientos con respecto a la gestión de la miopía por parte de los optometristas. Se pudo constatar que el 62.5% de los optometristas encuestados dijo que en sus prácticas habituales en gabinete prestan servicios de control de la miopía, el 37.5% reconoció que en su práctica profesional no lo hacen según Akerman D. (2019).
De aquellos que no ofrecen servicios de control de la miopía, más de dos de cada tres dijeron que no hay suficiente demanda de los pacientes. Por tanto, podemos deducir que los padres, pediatras, enfermeras y otros agentes que pudieran estar involucrados en el cuidado de la visión de alguna manera, no son conscientes de que la miopía pediátrica se puede controlar. Es muy habitual no haber oído antes que el control de miopía existe.
Por todo ello, se ha constituido la Global Myopia Awareness Coalition (GMAC) la cual está trabajando para crear conciencia del problema y aumentar la educación entre todas las partes interesadas críticas. Presidido por Matt Oerding, cofundador de los centros de atención de la miopía Treehouse Eyes, GMAC es una colaboración entre el Consejo Mundial de Optometría y doce compañías oftalmológicas líderes comprometidas a abordar la epidemia de miopía. Estas compañías son Alcon, CooperVision, Essilor, Euclid, Hoya, Menicon, Nevakar, Oculus, SightGlass Vision, Sydnexis, SynergEyes y Visioneering Technologies.
La misión de este organismo de coalición global GMAC es “Promover la conciencia pública de la miopía infantil como una condición importante y tratable a través de canales directos al consumidor y esfuerzos de promoción de la salud con gobiernos, organizaciones no gubernamentales, la comunidad de atención ocular y otras asociaciones de atención médica” según Oerding M. (2019).
La previsión futura de que la miopía va a constituirse como una pandemia, los daños que esta miopía traerá consigo, el coste visual que esta supone junto con la merma en la calidad de vida de las personas que la padezcan, así como el coste económico; hacen que el estudio de cómo abordar el tratamiento de la miopía desde edades tempranas sea imperativo desde cualquier ámbito, bien en previsión de la aparición de la miopía, bien en tratamiento temprano. Por ello, estamos obligados a tratar la misma con la atención que se merece dando al paciente todas las opciones disponibles. Como profesionales, deberemos estar al día de las opciones disponibles en el mercado y estar alertas ante cualquier indicio.
Está en nuestra mano la capacidad de dar opciones de tratamiento y acompañar al paciente desde sus primeros años de vida, desde la aparición de la miopía hasta su estructuración. De nuestro conocimiento y capacidad de dar soluciones en este acompañamiento dependerá el desarrollo de la misma. No habrá mayor satisfacción que ver una evolución controlada y un reconocimiento del paciente por el trabajo bien hecho.
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