Ortoqueratología y control miópico: riesgos y beneficios en un gabinete óptico
Por José Manuel Ametis Cabello, Óptico-Optometrista y alumno del Máster en Optometría Clínica y Terapia Visual de SAERA
Tutora: Dra. Carmen Bilbao Porta
RESUMEN
En los últimos años la prevalencia miópica está aumentando en el sector de la población más joven. Como consecuencia de esto, las causas de sufrir miopías patológicas o enfermedades oculares graves están creciendo exponencialmente, y de ahí el interés de los organismos de salud por controlar y ralentizar su avance. De los distintos elementos que existen para control miópico que se enumeran en el trabajo, la ortoqueratología es sin duda el más extendido, sobre todo en los países asiáticos, debido quizás, al avance de los instrumentos para estudiar el segmento anterior del ojo; a la seguridad en sí que ofrece el tratamiento, por ser un proceso reversible y a la posibilidad de poder ser adaptado en un centro óptico.
En este trabajo se ha realizado un estudio acerca del tratamiento de ortoqueratología a lo largo de la historia, revisando las posibles causas de la ralentización del crecimiento miópico con este tratamiento, y los principales problemas que podría generar un uso incorrecto del mismo, o una falta de seguimiento y control, por parte de un especialista, pudiendo provocar daños o pérdidas severas de visión, como los reportados por Acanthamoeba o Pseudomanas aeruginosa. Además, el trabajo incluye un caso clínico a modo de ejemplo.
Para finalizar, se concluye que la ortoqueratología es un elemento seguro que debe tener un sitio importante en nuestro gabinete óptico. Su uso nocturno proporciona al usuario los beneficios estéticos, gracias en sí a que además de ralentizar el crecimiento miópico, sirve como elemento corrector durante el día; lo que aporta unos beneficios adicionales a los usuarios al no tener que usar lentes u otro elemento corrector.
In recent years, myopic prevalence is increasing in the younger population sector. As a consequence, pathological myopia or serious eye diseases are growing exponentially. Hence the interest of health organizations to control and slow down its progress. Out of the different elements that exist for myopic control listed in this study, orthokeratology is undoubtedly the most widespread, especially in Asian countries. This is perhaps due to: the advancement of instruments to study the eye anterior segment, the safety itself that the treatment offers -as it is a reversible process- and the possibility of its being adapted in an optical center.
In this work, a study has been carried out on the treatment of orthokeratology throughout history, reviewing the possible causes of the slowdown in myopic growth with this treatment, and the main problems that could be caused by its incorrect use or a lack of follow-up and control by a specialist, which could cause damage or severe loss of vision, such as those caused by Acanthamoeba or Pseudomanas aeruginosa. Furthermore, this work includes a clinical case example.
To sum up, it is concluded that orthokeratology is a safe element that should have an important place in our optical cabinet, as its nightly use provides the user with aesthetic benefits, thanks to the fact that, in addition to slowing down myopic growth, it serves as a corrective element which provides additional benefits to users, because they don’t have to wear glasses or any other corrective element during the day.
INTRODUCCIÓN
En la actualidad, los trastornos visuales están teniendo más impacto a nivel mundial, tanto patologías como defectos refractivos, tal y como publica la OMS en su primer informe mundial sobre la visión (La OMS presenta el primer Informe mundial sobre la visión, s/f). De entre los que enumera el informe, uno de ellos es la miopía, así que es de gran importancia evitar su crecimiento, sobre todo, en edades tempranas, ya que su progresión es más rápida y puede desencadenar trastornos visuales mayores que la ametropía en sí (Braun et al., 1996). Conocida la relevancia de la miopía, entre otros defectos refractivos, se han puesto en marcha diferentes tratamientos, para no solo compensar el defecto refractivo, sino también para intentar ralentizar o paralizar el avance miópico con sus efectos correspondientes, tal y como detalla la American Association for Pediatric Ophthalmology and Strabismus (Lin et al., 1988) y que ahora enumeramos:
- Fármacos como: Atropina (concentraciones del 0,01%)
- Lentes de contacto esféricas para la compensación del defecto refractivo
- Lentes oftálmicas como las introducidas por el laboratorio de lentes Hoya (Miyosmart) (Control de la Miopía, s/f-c)
- Lentes de contacto de corrección nocturna, ortoqueratología
- Lentes de contacto multifocales con desenfoque periférico.
- Tratamientos quirúrgicos (Lasik, Lasek, PRK)
El objetivo general de este trabajo es: realizar una revisión bibliográfica, acerca del manejo del control miópico, en un gabinete optométrico, mediante el tratamiento de ortoqueratología, y así conocer los principales problemas que se pueden dar durante el desarrollo del tratamiento.
Como objetivos específicos de este se enumeran:
- Realizar una revisión bibliográfica de la situación en el siglo XXI de la miopía como patología pandémica.
- Hacer una revisión bibliográfica de la evolución histórica del tratamiento de Orto-K, desde su comienzo hasta el 2022.
- Elaborar un listado de los principales riesgos, que pueden aparecer en el uso de una adaptación de Orto-K.
- Realizar una adaptación de Orto-k a un paciente en nuestro gabinete, para intentar controlar el avance de su crecimiento miópico, y confirmar las ventajas de su uso.
MARCO TEÓRICO
La miopía se produce por un aumento de la longitud axial del ojo con respecto a la potencia de sus medios refractivos. Así, la luz proveniente de un objeto lejano queda enfocada por delante de la retina, y va en aumento con el crecimiento del ojo, a medida que aumenta su longitud axial. El aumento de la miopía en el ojo puede llegar a ser patológico, produciendo alteraciones en sus medios (retina, coroides, mácula…), y en el peor de los casos, incluso puede llegar a acabar en ceguera si no se controla, siendo además un factor de riesgo en enfermedades como el glaucoma primario de ángulo abierto (Gálvez et al., 2011). Debido a esto, la miopía puede suponer un problema para la salud y por tanto, por su incidencia, para la economía de un país (Lin et al., 2001).
La miopía ha tenido un crecimiento importante en los últimos años, llegando a alcanzar proporciones epidemiológicas en algunas partes del mundo. Así hoy en día, se estima que su prevalencia es del 85-90% de adultos en Asia, en torno al 33% de adultos en América y en torno al 25-40% en Europa; con una incidencia de un 10% de miopías magnas (Williams et al., 2015). Se estima que entre los años 2000 y 2050 se producirán crecimientos significativos a nivel mundial con implicaciones en los planes de salud, y en pérdidas de visión en casi mil millones de pacientes con altas miopías (Naidoo et al., 2019).
Aunque la presencia y la progresión de la miopía es de carácter multifactorial, entre algunos de ellos podemos encontrar los siguientes:
- Predisposición genética
- Problemas de acomodación de cerca
- Edad de aparición
- Entorno medioambiental
Este último factor es el que se estima ser el principal. Para que se produzca ese aumento en la prevalencia miópica, y así en un informe que presenta la OMS el 8 de octubre del 2019, relaciona de forma directa el tiempo que pasan los niños en interior con actividades de cerca, con el crecimiento de personas que padecen miopía; así, además explica que el aumento de actividades en exterior puede ayudar a reducir el riesgo de aumento de miopía.
Aunque no está totalmente claro cuánto tiempo al aire libre es necesario pasar para poder reducir este aumento miópico, lo que sí sabemos es que la tendencia, si no se establece algún mecanismo de freno, será a que, en treinta años, más del 50% de la población será miope y un alto porcentaje de este sufrirá de “miopía degenerativa”.
De entre las técnicas actuales que existen para el control de la miopía, la ortoqueratología u Orto-K, como se puede encontrar escrita en su forma abreviada, y que usaremos en ocasiones para referirnos a ella, tiene una alta relevancia, ya que es un proceso reversible que no necesita cirugía, y los efectos de reducción miópica se consiguen en cortos plazos de tiempo. Además, este tratamiento tiene un coste relativamente bajo, si lo comparamos con otros tratamientos correctores, como los quirúrgicos.
Debido en gran parte, al avance de la tecnología, y el abaratamiento de sus costes, gracias al uso de los topógrafos corneales, la gran ventaja de la ortoqueratología es que su adaptación es relativamente fácil de realizar y, por tanto, es un tratamiento muy usado en las ópticas. Se basa en disminuir el poder dióptrico del ojo mediante el aplanamiento de la superficie corneal, y aunque ya lleva muchos años practicándose, su técnica ha tenido un avance muy importante en los últimos años.
Etimología de: Miopía. Palabra originaria del griego μυωπία = miopía, a su vez formada por el verbo μύω= myo, que significa cerrar y el sustantivo ώψ = ops, que significa ojo. Se debe al gesto que hacen los miopes para ver mejor, cerrando un poco los ojos.
La palabra compuesta: Ortoqueratología tiene tres formantes léxicos, también de origen griego. Orto proviene de ορθός = orthos, adjetivo que significa recto, correcto. Querato viene de κέρατο = querato, sustantivo que significa endurecimiento, cuerno y logía que viene de λόγια = logia, sustantivo que a su vez proviene de λόγος = logos, y que significa ciencia, tratado inteligente de algún aspecto digno de estudio.
Según la Academia Americana de Oftalmología, se define la ortoqueratología como: la utilización de lentes de contacto de diseños especiales para producir moldeo corneal, y en su libro Ortoqueratología nocturna los autores César Villar Collar y José Manuel González-Méijome hacen una definición más profunda tratando la ortoqueratología como un tratamiento para compensar, parcial o totalmente, los errores refractivos, debido a la distribución celular del epitelio corneal tras el uso de lentes de contacto gas permeables de geometría inversa, cuya finalidad es que el paciente prescinda de compensación durante el día (Jessen, n.d.).
Hasta los diseños actuales de lentes de contacto, la ortoqueratología ha tenido muchos cambios, de entre ellos, algunos de los más relevantes han sido:
- George Jessen, conocido como uno de los pioneros en ortoqueratología por la introducción de la técnica de orthofocus (Villar & González-Méijome, 2006), con el uso de lentes rígidas más planas que el radio de curvatura central corneal, para conseguir una reducción miópica. La principal desventaja era la presencia de descentramientos que se producían generando visión borrosa, y la incomodidad, llegando a ser desaconsejado su uso por la FDA.
- Demostración de la seguridad del tratamiento de Orto-k mediante el uso de las nuevas lentes de contacto de alta permeabilidad “The Berkeley Study” (Polse et al., 1983).
- 1989-1992. Desarrollo de lentes de contacto de geometría inversa que garantizaban mayor rapidez y estabilidad (ortoqueratología acelerada, de Richard Wlodyga y Nick Stoyan). Estas lentes se caracterizan por tener tres zonas diferenciadas, una zona central o de tratamiento, más plana que “K” (radio de curvatura en zona central corneal), una zona de reservorio lagrimal más curva que la zona central, y una zona periférica para estabilización (Na & Yoo, 2018).
- 1996-1997. Lentes de doble geometría inversa, que aseguran una mayor estabilidad añadiendo una banda más para el alineamiento, que fue introducida por Mountford.
- A partir del 2000 aparecen los últimos diseños de lentes de contacto de geometría sigmoidal, o CRT; la característica especial de estas lentes es que no tienen esas zonas marcadas, sino una única curva sigmoidea, que va desde la zona de aplanamiento central, hasta la banda de estabilización; consiguiendo correcciones miópicas en graduaciones de miopías medias en una semana, y actualmente aprobadas por la FDA hasta seis dioptrías (Bueno, 2006).
Evidentemente el avance en estos tratamientos no habría sido posible sin el uso de un instrumental cada vez más especializado, que nos permite tener un seguimiento a nivel epitelial y morfológico de la superficie corneal. Estos instrumentos necesarios, para la realización segura de estos tratamientos, son el topógrafo corneal, y combinado, en la medida de lo posible, con un paquímetro, que nos permiten saber con exactitud los cambios en el espesor corneal.
METODOLOGÍA
Este trabajo se ha llevado a cabo en dos partes:
Por un lado, mediante una revisión bibliográfica, se ha realizado una búsqueda de información, de la situación de la miopía en siglo XXI, y el uso de la ortoqueratología como elemento de control miópico, desde sus comienzos hasta el 2021.
Por otro lado, se ha realizado un caso clínico, adaptando una lente de Ortoqueratología a un paciente en consulta, y se ha evaluado el progreso de su miopía a lo largo de un año.
Con referencia a los objetivos planteados, en cuanto a la revisión bibliográfica, se ha realizado una búsqueda de información a través de: Google, Google Académico, PubMed y Medline, usando como palabra clave: “orthokeratology”, “ortoqueratología”,” miopía“, “orthok + complications” y ”myopia+control”. El uso de estas palabras clave se ha tenido en cuenta para buscar información relevante sobre la relación del tratamiento con el freno miópico, y los riesgos que puedan surgir por el uso de este; dado que la mayoría de los trabajos están publicados en inglés (además de en el idioma nativo del autor), la mayor cantidad de información bibliográfica ha sido en esa lengua, aunque también se han utilizado publicaciones en español.
Los trabajos seleccionados para esta revisión han sido aquellos que tenían mayor número de citaciones (por tratarse de los más relevantes), y a su vez los más actuales; siendo el periodo de búsqueda de información desde noviembre del 2021 hasta enero del 2022 inclusive.
- Diagrama de búsqueda
Por otro lado, los datos clínicos del paciente que se cita han sido tomados en nuestro centro de trabajo mediante: topógrafo de cono estrecho, biomicroscopio, foróptero y refractómetro automático.
El aumento de la miopía está relacionado de forma directa con el crecimiento de la longitud axial del ojo. Así, lo demuestran diferentes estudios realizados con grupos control, como en el caso del llevado a cabo en Taiwán en el 2000, para evaluar la prevalencia y el aumento de la miopía en niños (Hung, 2001). En otros más recientes, como en el estudio realizado en 2018 en niños iraníes (Momeni-Moghaddam H, Hashemi H, Zarei-Ghanavati S, et al., 2019); demuestran cómo el cambio biométrico más significativo que produce el aumento de la miopía es el aumento en la longitud axial del ojo. Así, un ojo miope es ligeramente más largo que uno emétrope, como podemos ver, entre otros, en el estudio publicado por Lourdes Llorente et al. en el que estudiaron a un grupo de 24 miopes y 22 hipermétropes, de rangos de edad similares, valorando así distintos parámetros como: potencia corneal, aberraciones corneales y longitud axial. El cambio más significativo de entre ellos fue la longitud axial (Lourdes et al., 2004). Así, también se establece que una variación de un milímetro en el crecimiento de ésta, es aproximadamente igual a tres dioptrías (Fledelius, 1982).
El mecanismo de emetropización del ojo se basa en el enfoque de la imagen en la retina. Así, para que la imagen sea nítida, se puede producir un cambio en su longitud axial. Aunque hasta ahora se pensaba que este proceso de emetropización era llevado a cabo para conseguir una nitidez de la imagen en la fóvea, en los últimos estudios realizados en animales con privación de retina periférica, o privación foveal en primates, han puesto de manifiesto que la retina periférica juega un papel importante en el proceso de emetropización (Smith et al., 2007), ya que, aunque la imagen foveal sea nítida, su longitud axial sigue aumentando y, por tanto, también lo hace su miopía. En el “Orindal Longitudinal Study” realizado en niños, se observa cómo los niños miopes tienen una hipermetropía periférica relativa mayor que niños emétropes (Mutti et al., 2000), así como también los niños emétropes que llegan a desarrollar miopía. Es precisamente en el hecho de la estabilidad de imagen en la retina periférica, en el que se basan las lentes de orto-k, para ralentizar el crecimiento axial.
El epitelio corneal está formado por dos tipos de células epiteliales: unas basales, inmóviles, y otras superficiales, que se pueden recolocar (Choo, 2004). El tratamiento de ortoqueratología genera un engrosamiento periférico en forma de anillo, observado mediante una topografía que es lo que se conoce “patrón de ojo de buey”. Este patrón, y engrosamiento periférico es producido porque las células epiteliales centrales (superficiales), por efecto de fuerzas de presión negativas, producidas al aplicar la lente de contacto, migran hacia las zonas de reservorio lagrimal; de esta forma, los rayos que llegan a retina periférica quedan ligeramente adelantados de esta, o incluso focalizados (a diferencia de los ojos miopes), mientras que los rayos que llegan a retina central, lo hacen totalmente enfocados. Esta redistribución epitelial superficial produce un aplanamiento en la zona central de la córnea, en el radio apical; un aumento de curvatura en la zona de reservorio lagrimal, en la banda de cerramiento, y un aplanamiento posterior en la banda de estabilización (Queirós et al., 2010). En los estudios también se pone de manifiesto que la ralentización del crecimiento en la longitud axial es algo más complejo, y no sólo depende de este único factor, sino que también está relacionado con otros muchos, como la etnia (siendo la etnia asiática la mayor en prevalencia miópica), el diámetro pupilar (determinante para conseguir un efecto de aplanamiento y calidad visual).
Para poder clasificar, de una manera más sencilla, los problemas por el uso o porte de las lentes de contacto, se puede hablar de dos tipos distintos, bien diferenciados, que, en su mayoría, suelen ser la causa principal del abandono o rechazo del tratamiento:
- Aquellos problemas que puedan provocar un cambio en la estructura corneal a largo, o corto plazo con daños a nivel morfológico, o histológico en la estructura corneal.
- Aquellos problemas derivados por el porte en sí de lentes de contacto.
7.1.1. PROBLEMAS A NIVEL MORFOLÓGICO O HISTOLÓGICO
A nivel morfológico diversos estudios concluyen que los cambios que se producen en córnea, por el porte de las lentes de contacto, de geometría inversa, son producidos, a nivel epitelial central, afectando mínimamente a nivel estromal en zona periférica; y no habiendo modificaciones a nivel endotelial. Además, informan de que el 70% de estos cambios que se producen se desarrollan durante los primeros catorce días del uso de las lentes de contacto, y se estabilizan a partir del primer mes, como podemos ver en el estudio de Ahmed Alharbi (Nieto-Bon et al., 2011). Además, los efectos a largo plazo no son permanentes, como podemos ver en el estudio publicado por Haque et al. (2004).
Por otro lado, a nivel histológico, y debido a la estructura de la córnea, su estudio resulta de alta dificultad en vivo. Sin embargo, con la ayuda de la microscopía confocal se ha podido obtener más información acerca de los cambios que se producen con el tratamiento de orto-k. Así, se puede ver en el estudio realizado en 2013 por Thao N. et al., cómo los cambios producidos, tras 30 noches en 39 sujetos, no demuestran alteraciones significativas en las propiedades biomecánicas de la córnea (Alharbi & Swarbrick, 2003); aunque su efecto a largo plazo, de que podrían alterarse las uniones de las células epiteliales, o alterar de forma permanente la córnea no es concluyente. Así, en el estudio de Amelia Nieto Bona y otros autores (Nieto-Bona et al., 2011) se pone de manifiesto también, que esas modificaciones son reversibles, cuando se deja de utilizar el tratamiento.
7.1.2. PRODUCIDAS POR EL PORTE DE LAS LENTES DE CONTACTO
Dentro de las complicaciones, podemos encontrar aquellas que pueden producirse, bien por una reacción alérgica inflamatoria, por una mala utilización de las lentes de contacto, por falta de higiene, como en el caso de las queratitis al disminuir la barrera epitelial corneal; o bien por una alteración en la película lagrimal que suele ser un factor común en todos los usuarios de lentes de contacto (Watt & Swarbrick, 2005):
- Queratitis infecciosas: de todas las complicaciones que podemos encontrar en el tratamiento de Orto-K, quizás, la más peligrosa de todas ellas, sea la queratitis microbiana o queratitis infecciosa; ya que puede generar pérdida de visión irreversible. En el artículo publicado en 2005 por la escuela de optometría de Nueva Gales (Thao et al., 2013), en el que se recopilan los cincuenta casos reportados de queratitis microbiana, durante varios años, pone de manifiesto cómo casi el 90% de ellos, son de componente asiático. Además, la causa de esta queratitis está originada por Pseudomonas aeruginosa, en una mayor proporción 55%; y Acanthamoeba, en segundo lugar, y aparece en sujetos con edades entre 9 y 15 años. Aunque en el caso de la Pseudomona su presencia puede estar estrechamente relacionada con el propio porte de las lentes de contacto, por su propio diseño, y su efecto de presión negativa, que genera sobre el epitelio corneal, lo que puede provocar una mayor adherencia de ésta. La presencia de la Acanthamoeba indica, por otro lado, una falta de higiene en la limpieza, generada por el uso de agua corriente; también en este estudio se pone de manifiesto cómo la falta de experiencia en el usuario, por la edad; la falta de rigurosidad en su porte o uso, así como un escaso seguimiento de las indicaciones proporcionadas por el profesional en su limpieza y manipulación, son los factores principales, además de que el índice de aparición de estas infecciones sea muy bajo.
- Blefaritis: puede resultar una complicación a tener en cuenta, dado que la presencia de una blefaritis puede conllevar el crecimiento de la flora bacteriana, y por tanto estar relacionada con la aparición de una queratitis infecciosa, si no se mantienen bien las medidas de higiene.
- Conjuntivitis: inflamaciones de la conjuntiva, que pueden estar ocasionadas por una infección, una reacción alérgica o por un efecto mecánico producido por la erosión de la lente sobre la conjuntiva o epitelio corneal.
- Vascularización corneal: la presencia de vascularización en la córnea, genera un riesgo por la necesidad de su transparencia como medio refractivo. Esta presencia está asociada principalmente al uso de lentes blandas, debido a su diámetro, pudiendo producir hipoxia a nivel límbico (Papas, 2003). En el caso de las lentes permeables a gases, o en ortoqueratología, es un problema poco frecuente, como vemos en el estudio en conejos, publicado por Matsubara y colaboradores (Matsubara et al., 2004); aunque su aparición pueda estar más relacionada con otras causas como una mala adaptación.
- Infiltrados corneales: producidos por la presencia de células inflamatorias en el estroma, procedentes del limbo, por la presencia de un daño epitelial; suele estar mayormente relacionada con diámetros ajustados, o por baja permeabilidad; aunque su incidencia es bastante baja y muy relacionado con el uso prolongado, o abuso en su porte; y son bastante raras en lentes RGP (rígidas permeables a gases) o lentes permeables por su material y diámetro, como muestra el estudio de Donshik et al. 1995 (Donshik et al., 1995).
- Hiperemia conjuntival o enrojecimiento: se suele visualizar en la zona límbica corneal, y podemos analizarla según el cuadrante del ojo en el que se encuentra y el grado de esta. Al igual que el resto de las complicaciones anteriores, suele ser más habitual en lentes de contacto blandas; y pueden preceder otro tipo de complicaciones como: conjuntivitis, úlceras, edemas… en su mayor parte por hipoxia, debida a cambios en la lágrima o en la morfología corneal por el porte de estas (Dávila et al., 2012). Suele ser la más común de todas las complicaciones para usuarios de ortoqueratología, y más frecuente aún, en usuarios jóvenes “neófitos”, en la retirada o puesta de las lentes de contacto; aunque se observa, sobre todo, en grados bajos, no obstante, es necesario realizar un seguimiento y valoración ya que, como se ha citado anteriormente, puede ser indicativo de otras patologías, o problemas, más aún si causa con dolor.
- Reacciones tóxicas: la mayoría de los casos documentados de esta complicación en lentes de contacto, tanto hidrogel de silicona, como en gas permeables, suelen ser producidas por las soluciones de limpieza, o su mantenimiento; aunque también están documentadas por depósitos de proteínas, debidas a la falta de limpieza (Bartly et al., 1982).
- Úlceras corneales: aunque hay pocos casos descritos, también aparecen úlceras corneales en tratamientos de ortoqueratología, tras meses de uso; como los estudiados en la revista “American Journal of Ophtalmology”. Estos casos son, por lo general, derivados de procesos infecciosos, en su mayoría de carácter bacteriano. Cabe recordar que, durante la fase de sueño, con las lentes de contacto puestas, se produce un estancamiento lagrimal que puede favorecer la proliferación de una flora bacteriana. Si la barrera epitelial corneal se encuentra en buen estado, no entraña riesgo, pero en ocasiones, como en los casos de mala higiene de las lentes de contacto, los depósitos proteicos se depositan y pueden romper esa barrera por desgaste mecánico, llegando a producir accesos corneales agravados por infecciones bacterianas (Young et al., 2004).
- Erosiones corneales: son con mayor frecuencia producidas por la retirada o la colocación de las lentes de contacto; aunque pueden aparecer, en caso de que la adaptación de estas lentes no sea totalmente satisfactoria.
- Leucomas o cicatrices corneales: se producen tras un daño o lesión a nivel corneal, que conlleva la pérdida de transparencia de la córnea. Esta pérdida de transparencia puede venir ocasionada por cualquiera de las complicaciones anteriormente citadas; si no hay una detección precoz y se instaura un tratamiento. Además, estas lesiones son irreparables y originan pérdida de transparencia y, disminución total o parcial, de la agudeza visual.
- Edema corneal: esta complicación puede producirse por el engrosamiento corneal que se origina durante las primeras noches de uso del tratamiento; aunque también se ha comprobado que suele desaparecer con su uso, en los siguientes días (Lemp, 1986). El edema corneal está producido por un engrosamiento del estroma, ante la falta de oxígeno; esto podría ser un problema, teniendo en cuenta que, ya de por sí, durante la fase nocturna, existe un menor intercambio de oxígeno; por tanto, el hecho de usar una lente de contacto puede disminuir, aún más, su paso hacia la córnea. Con la llegada de las lentes de contacto permeables a los gases, y su alta permeabilidad esta falta deja de ser una complicación en sí (Alharbi et al., 2005). Igualmente, el primer control de las lentes de contacto se realiza a la primera noche y a la semana según los protocolos de adaptación. Los materiales proporcionados por los laboratorios, hoy en día, contribuyen a la seguridad.
Diversos estudios han demostrado que el aumento de la miopía viene determinado por el aumento de la longitud axial del ojo. Además, esta está ligada al enfoque de una imagen nítida sobre retina, cobrando un papel muy importante la retina periférica, tal y como demuestran los últimos estudios realizados con privación sensorial en primates, y es precisamente en este principio en el que se fundamenta el mecanismo de acción de la ortoqueratología, así como otros de los distintos tratamientos de control miópico.
De los diversos riesgos reportados por el porte de lentes de contacto de Orto-k:
Los relacionados a nivel morfológico o epitelial, que pueden generar daños por el uso de estas lentes a largo plazo, y que han podido ser estudiados gracias al uso de la microscopía confocal, determinan que no existen razones concluyentes, para probar la existencia de un efecto adverso. Además, la mayor parte de las modificaciones morfológicas son producidas durante la primera semana del tratamiento, y sus efectos son recuperables tras el cese de su porte.
En cuanto a los riesgos documentados por el uso de las lentes, (como la queratitis infecciosa, blefaritis, conjuntivitis, vascularización) son en su mayoría producidos por una mala higiene o por una falta de protocolo en la propia adaptación de la lente. De los riesgos detallados, el más agresivo es la queratitis microbiana, concretamente la producida por la Pseudomona Aeruginosa, la cual puede conducir a una ceguera y es la que guarda más relación por el efecto de la presión negativa que ejercen estas lentes; sin embargo, en los casos encontrados por Acanthamoeba están totalmente ligados a una falta de higiene. En cuanto al resto de las complicaciones detalladas son las mismas que se pueden encontrar por el porte de cualquier otro tipo de lente de contacto.
La ortoqueratología se puede considerar como una técnica segura y eficaz para el uso en gabinete, con el objetivo de ralentizar el crecimiento miópico, y son muy reducidos los casos los que indican un riesgo para la salud ocular si se sigue un protocolo de revisiones, y un mantenimiento e higiene correctos.
Esto indica que el tratamiento ha de realizarse de forma adecuada, por el contactólogo, mediante el uso de un material especializado, como los topógrafos corneales, y pautando unas correctas revisiones, más especialmente durante los primeros días, que son los más delicados. Además, no sólo es importante el seguimiento del paciente durante las revisiones, sino que también, como se ha podido observar en la bibliografía, es vital educar a los pacientes en una buena praxis e higiene, ya que la gran mayoría de las complicaciones están relacionadas con esta falta de rigurosidad; y así evitar riesgos producidos por infecciones, u otras complicaciones similares, que puedan desembocar en un abandono del tratamiento o un riesgo para la salud ocular del paciente.
CASO CLÍNICO
Como resultado de nuestro estudio clínico, presentamos los datos recopilados de nuestro paciente, en nuestro centro óptico, mediante un topógrafo keratrón piccolo de cono estrecho. En estas imágenes, además, podemos ver, el efecto del patrón en “ojo de buey” que se observa bastante bien definido.
Nuestro paciente (Sujeto 1) ha sido tratado mediante control de orto-k; en estas imágenes podemos apreciar, por un lado, la forma del epitelio antes de iniciar el tratamiento (fig.1 y fig. 2) y el efecto del tratamiento con ese patrón característico en ojo de buey, resultado del aplanamiento en la zona apical y el engrosamiento epitelial en la zona de reservorio lagrimal (fig.3 y fig.4).
Para poder interpretar bien las imágenes y comprender el efecto del aplanamiento y reducción miópica daremos los datos refractivos de nuestro paciente, realizados mediante retinoscopía y refracción subjetiva:
Tabla 1. Datos del paciente
Datos del paciente |
|||
Sexo |
Varón |
Fecha Adaptación: |
4 septiembre 2018 |
Edad |
10 años |
Antecedentes familiares: padre con miopía de 7 dioptrías operado de Cirugía Refractiva |
|
Refracción en gafas |
O.derecho |
-5.00-0,25x 150 A.v: 1.00 Km: 7,85mm |
|
O. Izquierdo |
-4.50-0.50*160 A.v 1.0 Km: 7,85mm |
||
Lente de contacto: MENICON Z NIGHT |
O.derecho |
Diámetro 10.60 Radio 9.20 Tangente 57 Altura Sagital 0.68 |
|
O.iquierdo |
Diámetro 10.60 Radio 9.10 Tangente 56 Altura Sagital 0.67 |
Fuente: Elaboración Propia
- IMÁGENES PREVIAS AL TRATAMIENTO, FECHA SEPTIEMBRE 2018:
Datos del paciente |
|||
Sexo |
Varón |
Fecha Adaptación: |
4 septiembre 2018 |
Edad |
10 años |
Antecedentes familiares: padre con miopía de 7 dioptrías operado de Cirugía Refractiva |
|
Refracción en gafas |
O.derecho |
-5.00-0,25x 150 A.v: 1.00 Km: 7,85mm |
|
O. Izquierdo |
-4.50-0.50*160 A.v 1.0 Km: 7,85mm |
||
Lente de contacto: MENICON Z NIGHT |
O.derecho |
Diámetro 10.60 Radio 9.20 Tangente 57 Altura Sagital 0.68 |
|
O.iquierdo |
Diámetro 10.60 Radio 9.10 Tangente 56 Altura Sagital 0.67 |


- IMÁGENES TOPÓGRÁFICAS TOMADAS 1 SEMANA DESPUÉS DEL INICIO DEL TRATAMIENTO:


- IMÁGENES TOMADAS UN AÑO DESPUÉS DEL USO DEL TRATAMIENTO:


En la actualidad, en base a todos los estudios científicos el instituto Brien Holden ha desarrollado una calculadora, en la cual se estima la progresión miópica en función de unos parámetros del tipo; etnia, edad de comienzo de la miopía, refracción y tratamiento compensador de miopía que se use (Holden et al., 2016), bien sea mediante lentes de control de orto-K, lentes multifocales centro lejos y adición 2, o fármacos; e incluso tratamientos combinados de varios de ellos. La imagen siguiente Fig.7 mostraría el desarrollo miópico para el caso del paciente citado en el Ejemplo 1.

En la gráfica Fig.7 observamos dos curvas, una de ellas en color verde claro que mostraría el crecimiento miópico con el tratamiento de Orto-k, que como indica la gráfica tendría un control aproximadamente del 43% en el crecimiento miópico; y la curva en color rosa claro, donde se observa el crecimiento de miopía, sin ningún tratamiento de control. Como vemos en el caso de no establecer ningún tratamiento, su miopía se podría desarrollar hasta -6,64 D a los 17 años
En el caso de nuestro paciente Sujeto 1, anteriormente citado, tras un año de tratamiento con lentes de control Orto-k, hemos podido comprobar que los parámetros de agudeza visual sin corrección y la refracción residual, después del uso nocturno de las lentes de contacto, seguían manteniéndose estables, pudiendo volver a renovar su tratamiento durante un año más. Además, otro dato importante es que este Sujeto 1, que es un niño, podía mantener su estado de emetropía durante la fase diurna, tras el uso nocturno de estas lentes. El hecho de que el tratamiento haya sido efectivo y de que no requiriera de otro elemento de corrección adicional, contribuye al éxito y al elevado grado de satisfacción, tanto del usuario, como de los padres de este, a los que no se debe olvidar dada su corta edad.
En el caso de nuestro paciente la compensación total del defecto refractivo tuvo lugar tras el uso de estas lentes durante una semana completa; durante el proceso de emetropización para que obtuviera una calidad visual aceptable durante el día se fueron usando lentes de contacto diarias de hidrogel de silicona, para corregirle el resto refractivo que quedaba a la mañana siguiente. Finalmente se consigue como resultado una agudeza visual de unidad, y un defecto refractivo residual de +0,50 D en ambos ojos.
Este hecho es en el que se basa el funcionamiento de la terapia de orto-k, por el que se consigue ralentizar el crecimiento en el ojo miope, aparte de que su efecto durante la noche contribuya al aplanamiento corneal y, por tanto, a la corrección total, o parcial del defecto refractivo.
En el estudio publicado en 2012 por el Departamento de Oftalmología del Instituto de Medicina Clínica de la Universidad de Tsukuba en Ibaraki, los autores Hiraoka, Kakita, Okamoto, Takahashi y Oshika muestran cómo en un estudio realizado en 43 sujetos control, el uso de estas lentes de contacto, frente a los que no las usan, tienen un mayor aumento de la longitud axial 0,29 ± 0,27, frente a 0,54 ± 0,27, o 0,16 ± 0,25 frente a 0,38 ± 0,26, siendo estos estudios similares a los publicados en otro estudio piloto, por los autores Pauline Cho, Marrion Edwards, y Sin Wang Cheung realizado sobre 35 niños, durante dos años. con edades comprendidas entre 7 y 12 años (Na & Yoo, 2018, Cho et al., 2005). De estos estudios también se dedujo que la ralentización de la miopía estaba directamente relacionada con la edad de inicio del tratamiento, así pues, cuanto antes se empiece a utilizar, el beneficio será mayor.
De entre los beneficios derivados por el uso de las lentes de contacto, en nuestro paciente, el más importante es el efecto de control miópico durante su uso. Por otro lado, no se debe olvidar el grado de satisfacción del paciente, al no precisar de otros elementos correctores, lo que contribuye en una mayor seguridad de este, sobre todo en sus actividades deportivas. Además, el tratamiento ha podido ser llevado a cabo sin ningún tipo de complicaciones, tanto por el porte de las lentes, como en el seguimiento de nuestro paciente durante el uso de estas.
CONCLUSIONES GENERALES
Este trabajo ha cumplido con el objetivo general planteado realizando una revisión bibliográfica del tratamiento de Orto-K, para conocer su manejo en un gabinete óptico. A su vez, se han cumplido los objetivos específicos planteados:
- Se ha puesto en conocimiento su evolución histórica.
- Se ha realizado una adaptación en un paciente para así ver su aplicación en un contexto real.
- Se ha elaborado un listado con los principales riesgos en el manejo del Ortoqueratología en un gabinete optométrico.
Desde el punto de vista óptico, el uso de estas lentes de contacto, como terapia de control miópico y como mecanismo compensador de miopía, puede ser muy útil de usar en nuestro gabinete de optometría. Las razones por las que se podría decir esto son, por un lado, el no requerir fármacos u otros procedimientos quirúrgicos, cuyo uso puede generar efectos secundarios tóxicos, o procesos irreversibles en el ojo, una vez se empleen; y por otro lado, por ser una de las pocas herramientas validadas que tenemos para ralentizar el crecimiento miópico; debido al impacto que está teniendo la miopía en la población joven en los países más desarrollados. Si bien, se ha podido comprobar que este procedimiento es totalmente reversible; existen una serie de problemas que pueden ser fatales, y que pueden acarrear, incluso pérdidas severas de visión, algunas totalmente irrecuperables, como el caso de la Pseudomona aeruginosa o la acanthamoeba si el usuario no tiene un cuidado, una higiene y un seguimiento adecuado por un especialista
En general, se concluye que los beneficios que conlleva para el niño, la ralentización del crecimiento miópico, en comparación con las complicaciones que puedan generarse por el uso del tratamiento, son en su mayoría más bajas, incluso, que las que se originarían con el porte de lentes de contacto hidrofílicas en uso prolongado. Por otro lado, no podemos olvidar que el uso de las lentes de contacto, de geometría inversa, durante la noche, hace que el niño no requiera de elemento compensador durante el día siguiente; lo que supone unos beneficios estéticos y psicológicos altos, ya que, aunque en menor medida que antes, aún sigue siendo un estigma social el uso de gafas entre ellos.
Para finalizar, es necesario que estas lentes de contacto, o el tratamiento sea adaptado con rigurosa profesionalidad, con revisiones adecuadas; tal y como marca el protocolo de trabajo, y con el material mínimo necesario: topógrafo corneal y biomicroscopio; y puesto en conocimiento del tutor pertinente, el consentimiento informado acerca de los riesgos que puedan surgir, si no se realiza adecuadamente, tal y como marca el artículo 10.2 de La Ley General de Sanidad del 25 de abril del 1986.
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